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Caso práctico: Restaurante Red Robin El desafío fue ofrecer un sistema de iluminación para restaurantes que sea lo suficientemente flexible para cambiar de acuerdo con las necesidades del local, que además sea completamente confiable y respalde la identidad de una marca nacional.
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Lehigh Valley Restaurant Group, un concesionario de US$47.1 millones de dólares de la cadena de restaurantes Red Robin inauguró su primer establecimiento en Allentown, Pensilvania, en 1993. Desde entonces, la empresa ha experimentado un importante crecimiento, con la incorporación de 15 establecimientos y dos más en camino. El Lehigh Valley Restaurant Group, que presta servicios en la parte este de Pensilvania, asumió el compromiso de brindar una experiencia única al cliente. Es por eso que la marca Red Robin es garantía de éxito. La posibilidad de ofrecer esa experiencia comienza incluso antes de la construcción del restaurante. Comienza con el diseño: la ubicación, el plano y la iluminación.
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Lehigh Valley Restaurant Group inauguró su establecimiento de Saucon Valley, Pensilvania, en octubre de 2006. El restaurante estaba situado en una ubicación ideal: un centro recreativo al aire libre rodeado de oficinas corporativas y barrios residenciales. El director de diseño y construcción de la empresa, John Williams, comprendió la importancia de concretar un proyecto impecable.
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Adicionalmente, Williams sabía que el derroche en los costos de construcción perjudicaría directamente la rentabilidad del restaurant por lo que se comunicó con Maureen Flowers, gerente de mercado estratégico de hotelería de Lutron Electronics, para buscar un sistema de iluminación que le pudiera asegurar la más alta calidad y confiabilidad, además de bajos costos de instalación. “La interacción con Lutron desde un principio fue uno de los factores más importantes en el éxito rotundo del sistema”, afirmó Flowers, “porque le permitió al Lehigh Valley Restaurant Group aprovechar la mejor funcionalidad del sistema. Aprendimos todo lo que pudimos sobre el restaurante. Descubrimos la importancia de la automatización en un restaurante como este, por eso deseábamos ofrecer un sistema que necesitara la menor intervención posible del personal. Por lo general, los restaurantes tienen sistemas de control de iluminación en la planta del comedor, pero preguntamos cuál era la mejor manera de colaborar con el establecimiento en su totalidad”. A raíz de las conversaciones con el equipo de diseño, se determinó la elección de LCP128, una solución de control de iluminación integrada que unifica todos los circuitos de iluminación (interruptores y atenuados, interiores y exteriores) en un solo sistema sencillo. El sistema LCP128 se diseñó pensando en restaurantes y establecimientos minoristas, y ofrece numerosas opciones de control con una flexibilidad sin precedentes. Los patrones de iluminación individuales se pueden controlar con un reloj astronómico, sensores de presencia, sensores de luz natural o botoneras de pared manuales para satisfacer las necesidades específicas de cada establecimiento. El sistema LCP128 también es fácil de utilizar, ya que permite a los usuarios invalidar fácilmente la operación de iluminación programada mediante un programador con panel LCD integrado o centrales remotas instaladas en la pared. Además, los paneles vienen precableados para reducir el tiempo de instalación y el costo de los materiales. Cada panel integrado contiene cortacircuitos que ayudan a eliminar equipos redundantes, de manera que los contratistas puedan instalar menos componentes. El LCP128 redujo los costos de construcción en este Red Robin al permitir que el control de iluminación se ubicara en un solo sistema, en lugar de los tres paneles independientes que se habían requerido en otros establecimientos. “El sistema LCP128 es ideal para nuestro establecimiento porque reúne todos los componentes de las luces en un mismo lugar y lo podemos programar allí mismo”, comentó Williams. “Simplemente es un sistema sofisticado”.
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Durante las primeras horas de la mañana, las luces de la cocina están encendidas pero no las del comedor. Esto permite que el personal de servicio comience los preparativos del día sin el gasto de energía de luces encendidas en todas partes. A medida que avanza el día, la iluminación se atenúa según las necesidades del restaurante.
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Hay una escena de día para el comedor y una escena nocturna que incluye iluminación exterior. La transición entre una escena y la siguiente es gradual. Al final del día, el sistema apaga todas las luces innecesarias y deja encendida una luz nocturna. De esta manera, logra la mayor eficiencia energética posible.
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“Lo mejor que podemos decir al respecto, es que no lo notamos en absoluto. Está allí atrás, está funcionando y el restaurante luce grandioso”, aseguró Williams. El restaurante oculta el sistema LCP128 en la parte posterior, lo cual es un beneficio que no suele destacarse: el poco espacio que ocupa en la pared. “Tener menos paneles también aumenta el área de servicio, que es especialmente importante para restaurantes pequeños, donde el espacio escasea”, explicó Flowers.
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“En Red Robin nos interesa muchísimo crear una experiencia memorable para nuestros invitados y eso incluye cada uno de los aspectos del restaurante”, explicó Williams. “La iluminación es esencial porque define el ambiente. Y gracias a que el sistema funciona automáticamente, los empleados pueden ocuparse de los clientes”.
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